La mayoría de los vehículos actuales cuentan con una carrocería autoportante.
La carrocería consiste en varios centenares de piezas metálicas preformadas como chapas, carcasas y armazones. En la actualidad, para fabricar una carrocería se utilizan hasta 230 tipos diferentes de acero, con gruesos que van de los 0,8 a los 3 mm. Además de los distintos grosores de la lámina, se usan diferentes aleaciones de acero. Actualmente existen diferentes tipos de acero: normal, endurecido, de alta resistencia y de máxima resistencia. De este modo pueden reducirse tanto el coste de los materiales de fabricación como el peso del coche.
El resto de elementos —puertas, capó, guardabarros, portón, etc.— se atornillan a la carrocería. También hay piezas hechas a medida, llamadas «piezas semiacabadas», que contribuyen a reducir el coste de los materiales con la misma estabilidad. Además de que pesa menos, lo cual tiene un efecto positivo en el consumo de combustible, también presentan la ventaja de ser más fáciles de instalar y ser más estables.