La capacidad de un neumático para transmitir fuerzas a la superficie de la carretera se define por su coeficiente de fricción estática o su coeficiente de adherencia. Esto depende del estado del neumático (anchura, profundidad de la banda de rodadura, presión de aire), de la velocidad y de la superficie de la carretera. El aquaplaning tiene un efecto particularmente adverso en la fricción adhesiva. Durante el aquaplaning, el neumático pierde su capacidad para desplazar el agua y mantener el contacto con la carretera, lo cual es necesario para transferir la potencia y la dirección. El efecto del aquaplaning se produce cuando el agua empuja una cuña bajo la superficie de apoyo del neumático y este se levanta de la calzada. El efecto final del aquaplaning depende de la profundidad del agua en la superficie de la carretera, de la velocidad, de la forma y profundidad de la banda de rodadura del neumático y de la carga que presiona el neumático sobre la superficie de la carretera. En caso de aquaplaning, los neumáticos dejan de poder transmitir las fuerzas de dirección o de frenado a la superficie de la carretera, lo que provoca una pérdida de estabilidad direccional.